Tomás Leopoldo Mullally y Ballestry, era hijo de irlandeses, nacido en Rojas provincia de Buenos Aires, el 25 de Diciembre de 1879.
Los campos que se lotearon para la creación del pueblo eran propiedad del propio fundador, que los había heredado de su madre quien el 5 de enero de 1.886 se los había adquirido a Juan Todd. El remate dio comienzo el viernes 1 de marzo de 1907, a cargo de Eduardo Chapearrouge, con la condición impuesta por Tomás Mullally de no “construir casuchas de barro, chapa o rancherío”; pero el acto fundacional se llevó a cabo el sábado 2 en razón de que numerosos compradores que venían por ferrocarril desde Buenos Aires y localidades intermedias le otorgaban a la subasta y al acto en sí gran trascendencia; especialmente por la publicidad que se había realizado en torno a él.
El trazado de la localidad fue hecho por el Ing. Rodolfo Warner, sobre el costado NO del Lote 3, Letra A, Sección 1° de La Pampa Central, en una extensión de 2.933 hectáreas. Se previeron los lugares que ocuparían la Municipalidad, la Escuela, la Iglesia, la Policía, el Juzgado, el matadero y el Cementerio.
(FOTO FUNDADOR/PLANO ORIGINAL PUEBLO)
La casona del fundador, tenía un amplio espacio de aproximadamente 40×40 metros, circundado con una verja de ladrillos y altas rejas de hierro se veían entre avestruces, chuñas, garzas y guanacos, numerosos caballos de polo. Un avezado resero a quien Mullally había traído de una de las estancias de un familiar suyo cuidaba de esos caballos. Se llamaba Ismael Palacios -bisabuelo de Nelly y Olga Palacios- y había sido uno de los famosos gauchos que en 1892 el legendario “Búffalo Bill” había llevado a Europa para actuar en su circo y demostrar en aquellos países la destreza de los
paisanos las pampas.
La casona de Mullally se había demolido a comienzos de la década del ´50 y hacia fines de la década del ´70 lo único que había quedado en pie era su aljibe.
ALJIBE
Hace años, muchos años;
más de setenta tal vez,
Don Tomás, que aún era jóven
te vio de a poco nacer.
Realicó aún era un pueblo,
había dos casas … o tres…
y sólo alegraba el día
la llegada de algún tren.
Y ya el agua de tu vientre
infinitamente clara
la sed del que iba en su busca
muy suavemente apagaba.
A su lado, a don Tomás
la gente lo solía ver
tomando fresco en las tardes
(CREO ESTÁ INCOMPLETA/FALTA FOTOCOPIA)
Fuente: Carlos Rodrigo. Realicó. 50 lugares con Historia. S/D.